En el siglo XIX el imperio español se desmoronaba. En el tratado de Utrecht, Inglaterra había obtenido importantes ventajas que afianzaban su penetración en el Sur de América.
Buenos Aires no tenía grandes riquezas, su única posibilidad era el comercio: intermediar entre las flotas y ese vasto horizonte constituido por el interior del continente. El comercio que se efectuaba en esta época se caracterizaba por el alto contrabando. Para controlar esto y lograr una mayor defensa territorial, en el año 1776 se funda el Virreinato del Río de la Plata y en el año 1794 se constituye el Consulado. Esta institución en la práctica, actuaba como una cámara comercial encargada de las leyes del comercio, la regulación del mismo, el control y defensa de sus miembros los cuales eran comerciantes muy importantes de la ciudad.
La base de la sociedad porteña se fue consolidando sobre esa realidad: una clase de comerciantes, españoles en un primer momento, un sector popular ligado a las vastas extensiones donde proliferaba el ganado cimarrón; y este último elemento sería el complementario de la falta de otras riquezas en el suelo bonaerense.
Los primeros tiempos, la explotación del ganado era efectuada por los gauchos y los indios. Fue la gran disminución del ganado lo que obligó a establecer medidas de control, tales como la delimitación de las grandes propiedades o estancias con el alambrado, la marca de los animales, etc. Esto dio lugar a la formación de un sector social muy importante: los ganaderos o estancieros. (más…)